jueves, 10 de mayo de 2012

Soñé Contigo




















Ayer soñé que estaba contigo,
extraño de uniforme de policía, bastante tallado
en la Ciudad de Guatemala, como era de esperarse.

Ahí estabas tú tan propio en la entrada de la biblioteca,
esperando al indicado, de noche, como es tu maña
me acerqué sin pensarlo, y la sorpresa fue exagerada.

Tú tan varón, tan elogiado por tu seriedad y responsabilidad,
¿que dejas el trabajo para hacer una inspección de rutina?
y que te llevas el cuerpo del supuesto delito a casa,
amordazado por tus brazos, inerte por tu voz que lo achaca.

-Camina despacio- susurras a mi oído, - directo a la camioneta azul- vuelves a musitar,
entre nervios que suben y bajan de manera incoherente e incesante cuando estas siendo detenido,
caminé en línea recta hacia el carro y me dije, tú no tienes nada que ocultar llévatela tranquilo.

Perfecto es el momento, perfección es la vida,
está diseñada para que esas cosas pasen,
la muerte, el silencio, la locura, todo eso y más.

Sin esposas, sin palabras iba sobre la camioneta azul en un país extraño,
pero al observar al bonito mestizo que me había detenido, no pude,
como dice la Biblia, pequé.

Y en el pecado vivo, llegamos a un edificio de la zona 10,
subimos por un buen tiempo escaleras, tranquilidad,
confianza, muy vagas pero empezaron a brotar de entre las macetas del lugar
puerta 308, color madera oscura, espejo, reflejo de los dos,
frente a la cama, frente al tocador, frente al clóset, frente a nosotros,
que era lo que importaba.

Te sentí, me hablaste desde adentro, con la verdad,
aunque quiera sólo recuerdo lo que más me excita,
lo que más me prende, lo otro ya casi no lo recuerdo,
escribo para que se sepa que si pienso en ello
que si te encuentro va a ser más que eso.

Sin forma, sin máximo detalle, cotidiano en la rutina,
como un estirón de brazos, un estornudo,
como sí supiera que fuera seguro, a como venga lo que ya está escrito,
aquello que fue dicho, así es.

En las nubes, y más arriba, vagan libres los recuerdos, se chocan, se mezclan,
festejan su libertad y conmocionan en llanto, sublime llanto, que baña a los mortales 
en la frente hasta empaparlos.

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