Poemarios

PITA AMOR



Yo soy mi propia casa

I
Casa redonda teníade redonda soledad: el aire que la invadíaera redonda armonía de irrespirable ansiedad.Las mañanas eran noches,las noches desvanecidas,las penas muy bien logradas, las dichas muy mal vividas.Y de ese ambiente redondo,redondo por negativo,mi corazón salió heridoy mi conciencia turbada.Un recuerdo mantenido:redonda, redonda nada.

II
Escaleras sin peldañosmis penas son para mí,cadenas de desengaños, tributos que al mundo dí.Tienen diferente formay diferente matiz,pero unidas por los años,mis penas, o mis engaños,como sucesión de daños,son escaleras en mí.
III
De mi esférica idea de las cosas,parten mis inquietudes y mis males,pues geométricamente, pienso igualeslo grande y lo pequeño, porque siendo,son de igual importancia; que existiendo,sus tamaños no tienen proporciones,pues no se miden por sus dimensionesy sólo cuentan, porque son totales, aunque esféricamente desiguales.
IV
Me estoy volcando hacia fueray ahogándome estoy por dentro.El mundo es sólo una esfera,y es al mundo al que pidiera totalidad, que no encuentro.Totalidad que debierayo, en mí misma, realizar,a fuerza de eliminartanta pasión lastimera;de modo que se extinguierami creciente vanidady de este modo pudiera dar a mi alma saciedad.
V
De mi barroco cerebro,el alma destila intacta;en cambio mi cuerpo pacta venganzas contra los dos.Todo mi sér en posde un final que no realiza;mas ya mi alma se deslizay a los dos ya los libera,presintiéndoles ribera de total penetración
VI
Yo soy cóncava y convexa;dos medios mundos a un tiempo:el turbio que muestro afuera,y el mío que llevo dentro.Son mis dos curvas-mitadestan auténticas en mí,que a honduras y liviandades toda mi esencia les dí.Y en forma tal convivícon negro y blanco extremosos,que a un mismo tiempo aprendí infierno y cielo tortuosos.


Adentro de mi vaga superficie

Adentro de mi vaga superficie
se revuelve un constante movimiento;
es el polvo que todo lo renueva,
destruyendo.

Adentro de la piel que me protege
y de la carne a la que estoy nutriendo,
hay una voz interna que me nombra;
Polvo tenso.

Sé bien que no he escogido la materia
de este cuerpo tenaz, pero indefenso,
arrastro una cadena de cenizas:
polvo eterno.

Tal como yo han pasado las edades,
soportando la lucha de lo interno,
el polvo va tomando sus entrañas
de alimento...

¡Humanidad, del polvo experimento!




Viejas raíces empolvadas

Son mis viejas raíces empolvadas
la extraña clave de mi cautiverio;
atada estoy al polvo y su misterio,
llevo ajenas esencias ignoradas.

En mis poros están ya señaladas
las cicatrices de un eterno imperio;
el polvo en mí ha marcado su cauterio,
soy víctima de culpas olvidadas.

En polvorienta forma me presiento
y a las nuevas raíces sobresalto
he de legar, con mi angustioso aliento.

Mas conquistando el aire por asalto,
nada tengo que ver con lo que siento,
soy cómplice infeliz de algo más alto.






ALLEN GINSBERG


AULLIDO/HOWL


He visto los mejores cerebros de mi generación destruidos por la
locura, famélicos, histéricos, desnudos,
arrastrándose de madrugada por las calles de los negros en busca de
un colérico picotazo,
pasotas de cabeza de ángel consumiéndose por la primigenia conexión
celestial con la estrellada dinamo de la maquinaria de la
noche,
que, encarnación de la pobreza envuelta en harapos, drogados y con
vacías miradas, velaban fumando en la sobrenatural oscuridad de los pisos de agua fría flotando sobre las
crestas de la ciudad en contemplación del jazz,
que desnudaron sus cerebros ante el Cielo bajo el El* y vieron
tambalearse iluminados ángeles mahometanos sobre los
tejados de las casas de alquiler,
que atravesaron las universidades con radiantes ojos tranquilos,
alucinando Arkansas y tragedias de luz-Blake entre los
escolásticos de la guerra,
que fueron expulsados de las academias por dementes & por publicar
odas obscenas sobre las ventanas de la calavera,
que se acurrucaban amedrentados en ropa interior en habitaciones sin afeitar, quemando su dinero en papeleras y escuchando el sonido del Terror a través de la pared,
que fueron aferrados por sus barbas púbicas al regresar por Laredo a Nueva York con un cinturón de marihuana,
que devoraron fuego en hoteluchos o bebieron trementina en Paradise
Alley, muerte, o hacían sufrir a sus torsos los tormentos del purgatorio noche tras noche por medio de sueños,
drogas, pesadillas de la consciencia, alcohol y verga y
juergas continuas,
incomparables callejones sin salida de trémula nube y relámpago en
la mente abalanzándose hacia los polos de Canadá & Paterson, iluminando todo el inmóvil mundo del intertiempo,
solideces de salones en Peyote, albas de cementerio de árbol verde en
el patio de detrás, borrachera de vino sobre los tejados,
barrios de escaparates de locuras automovilísticas en
marihuana parpadeo de neón luz de tráfico, vibraciones de
sol y luna y árbol en los rugientes atardeceres de invierno
en Brooklyn, desvarios de lata de basura y bondadosa
soberana luz de la mente,
que se encadenaron a los ferrocarriles subterráneos para el intermi-
. nable trayecto entre Battery y el sagrado Bronx colgados
en benzedrina hasta que el ruido de ruedas y niños les
. hacía caer temblorosos, con la boca como un erial y
. bataneados, yermos mentalmente, despojados de toda
brillantez bajo la lúgubre luz de zoológico,
que se sumergían la noche entera en la submarina luz de Bickford's,
salían flotando y desgranaban la tarde de cerveza rancia
en el desolado Fugazzi's, escuchando el estallido del
apocalipsis en el jukebox de hidrógeno,
que hablaban sin interrupción durante setenta horas del parque al apartamento al bar a Bellevue al museo al Puente de
Brooklyn,
un perdido batallón de conversadores platónicos saltando las baran- dillas terminales de las escaleras contra incendios, desde las ventanas, desde el Empire State, desde la Luna,
desbarrando gritando vomitando susurrando hechos y recuerdos y anécdotas y excitaciones oculares* y conmociones de hospitales y cárceles y guerras,
intelectos enteros vomitados en deposición integral durante siete días con sus noches con ojos brillantes, carnaza para la
sinagoga arrojada sobre el pavimento,
que se desvanecieron en la nada de la Nueva Jersey Zen dejando un rastro de ambiguas postales dibujadas del Ayuntamiento de Atlantic City,
sufriendo sudores orientales y crujidos de hueso tangerinos y migra- ñas de la China bajo el síndrome de abstinencia en la escuálida habitación amueblada de Newark,
que vagaban sin tino a media noche en el cercado de los ferrocarriles
preguntándose dónde ir, y partían, sin dejar atrás corazo-
nes destrozados,
que encendían cigarrillos en furgones furgones furgones que traque-

teaban a través de la nieve hacia solitarias granjas en la
abuela noche,
que estudiaban a Plotino Poe S. Juan de la Cruz telepatía y la kabala bop porque el cosmos vibraba instintivamente a sus pies en Kansas,
que se lo hacían de solitarios por las calles de Idaho en busca de
ángeles indios visionarios que fueran ángeles indios visionarios,

ue pensaron que tan sólo estaban locos cuando Baltimore refulgió en sobrenatural éxtasis,
que entraban a saco en limusinas con el Chino de Oklahoma
impulsados por la lluvia de invierno de farola de media- noche de pueblo,
que vagaban perezosos hambrientos y solos a través de Houston en
busca de jazz o de sexo o de sopa, y siguieron al
deslumbrante Español para conversar acerca de América y
la Eternidad, desesperanzadora tarea, y así embarcaron
rumbo a Africa,
que desaparecieron en los volcanes de Méjico dejando tras de


ellos tan sólo la sombra de sus vaqueros y la lava y la . ceniza de la poesía esparcida en la chimenea que es 
Chicago,

que reaparecieron en la Costa Oeste investigando al F.B.I. con barba y en pantalones cortos con grandes ojos pacifistas
eróticos con su piel morena distribuyendo incomprensibles panfletos,
que se quemaban los brazos con cigarrillos en protesta por la
narcótica neblina de tabaco del capitalismo,
que distribuían panfletos Supercomunistas en la Plaza de la Unión sollozando y desnudándose mientras las sirenas de Los
Alamos les perseguían con sus aullidos, y aullaban por
la calle Wall, y el ferry de Staten Island aullaba tam- bien,
que se derrumbaban sollozando en blancos gimnasios desnudos y
trémulos ante la maquinaria de otros esqueletos,
que mordían a los detectives en el cuello y chillaban con deleite

en coches de la policía por no haber cometido más cri-
men que su espontánea y salvaje pederastia e intoxi-
cación,
que aullaban de hinojos en el metro y se veían arrastrados de los
tejados enarbolando genitales y manuscritos,
que permitían que los virtuosos motoristas les dieran por culo, y gritaban de gozo,

que mamaban y fueron mamados por esos serafines humanos, los marineros, caricias de amor Atlántico y Cari-
beño,

que follaban por la mañana por las tardes en las rosaledas y el césped de los parques públicos y los cementerios dispersando su semen libremente a quien quisiera viniera quien vi- niera,
que hipaban interminablemente intentando forzar una risita pero acabaron sollozando tras una partición de unos Baños Turcos cuando el rubio desnudo ángel apareció para atravesarles con una espada,
que perdieron sus efebos a manos de las tres viejas arpías del
. destino la arpía tuerta del dólar heterosexual, la arpía tuerta que guiña el ojo desde el interior del útero
y la arpía tuerta que se limita a sentarse sobre su culo . y cortar las áureas hebras intelectuales del telar del ar- . tesano,
que copulaban extáticos e insaciados con una botella de cerveza un amante un paquete de cigarrillos una vela y caían de la
cama y continuaban por el suelo pasillo adelante y terminaban desmayándose contra la pared con una visión del coño supremo y la eyaculación eludiendo el último
hálito de la consciencia
que endulzaron los coños de un millón de muchachas que se.
estremecían en el crepúsculo, y al alba se encontraban con
los ojos enrojecidos, pero dispuestos a endulzarle el coño
a la aurora, exhibiendo relámpagos de culo bajo los graneros y desnudos en el lago,
que salían de putas por Colorado en miríadas de coches robados para
una noche, N.C., héroe secreto de estos poemas, follador

y Adonis de Denver — regocijémonos en el recuerdo de sus innumeras jodiendas de muchachas en solares vacíos &
en patios traseros de restaurantes, en rechinantes filas de
cines, en las cimas de las montañas en cuevas o con enjutas camareras en familiares alzamientos de solitarias enaguas a un lado de la carretera & especialmente de sus secretos
solipsismos en los servicios de las gasolineras, & también
en las callejuelas de la ciudad natal,
que se desvanecían en vastas y sórdidas películas, eran desplazados en sueños, despertaban en un súbito Manhattan, y salían a duras penas de los sótanos con resaca de despiadado Tokay y horrores de sueños de hierro de la Tercera Avenida & iban tambaleándose hacia las oficinas de desempleo,
que caminaban toda la noche con los zapatos llenos de sangre sobre los muelles convertidos en bancos de nieve esperando que una puerta en el East River se abriera a una habitación llena de vaporoso calor y opio,
que crearon grandes dramas suicidas sobre los farallones de aparta- mentos del Hudson bajo el foco azul de tiempo de guerra de la luna & serán ceñidas sus cabezas con laurel en el olvido,
que comieron el estofado de cordero de la imaginación o digirieron el cangrejo en el cenagoso lecho de los ríos del Bowery,
que lloraban ante el encanto de las calles con sus carritos llenos de cebollas y mala música,
que se sentaban sobre cajas inspirando la oscuridad bajo el puente, y se levantaban para construir clavicordios en sus áticos,
que tosían en el sexto piso de Harlem coronados de llamas bajo el cielo tubercular rodeados de cajas de naranjas llenas de teología, 

que garrapateaban todas las noches balanceándose y rodando sobre elevados encantamientos que en la amarilla mañana eran estrofas de desatinos,
que cocinaban animales podridos pulmón corazón patas rabo borsht & tortillas soñando con el puro reino vegetal,
que se arrojaban de cabeza bajo camiones de carne en busca de un huevo,
que tiraron sus relojes desde el tejado para emitir su voto por una Eternidad fuera del Tiempo, & cayeron despertadores sobre sus cabezas día tras día durante toda una década,
que se cortaron sin éxito las muñecas tres veces consecutivas abandonaron y se vieron obligados a abrir tiendas de antigüedades donde pensaron que se estaban volviendo viejos y se echaron a llorar,
que fueron quemados vivos en sus inocentes trajes de franela en Madison Avenue entre salvas de plúmbeos versos & el enlatado estruendo de los férreos regimientos de la moda & los chillidos de los maricas de la publicidad & el gas mostaza de siniestros editores inteligentes, o fueron atro- pellados por los ebrios taxis de la Realidad Absoluta,
que saltaron desde el Puente de Brooklyn esto sucedió de hecho y se
alejaron caminando desconocidos y olvidados penetrando
en el aturdimiento fantasmal de las callejuelas de sopa &
coches de bomberos del Barrio Chino, ni siquiera una
cerveza gratis,
que cantaban desesperados desde sus ventanas, se caían por la ventanilla del metro, se arrojaban al mugriento Passaic, se abalanzaban sobre los negros, lloraban por toda la calle, bailaban sobre vasos de vino rotos con los pies descalzos estrellaban discos de nostálgico jazz europeo
alemán de los años 30 acababan el whisky y vomitaban gimiendo en el ensangrentado vater, con gemidos y el estruendo de colosales silbatos de vapor en los oídos,
que se lanzaban a tumba abierta por las autopistas del pasado
viajando a los puestos de observación, Gólgota de soledad carcelaria de coches preparados de cada uno de ellos o encarnación de jazz de Birmingham,
que conducían campo a través durante setenta y dos horas para averiguar si yo había tenido una visión o tú habías tenido
una visión para conocer la Eternidad,
que viajaban a Denver, que morían en Denver, que regresaron a Denver & esperaron en vano, que velaron a Denver & cavilaron & se asolaron en Denver y finalmente lo
abandonaron para averiguar el Tiempo, & ahora Denver siente añoranza por sus héroes,
que se postraban de hinojos en desesperanzadas catedrales rezando por su mutua salvación y por la luz y los pechos, hasta que el alma iluminó su cabello durante un segundo,
que se estrellaron a través de sus mentes en la cárcel esperando a
imposibles criminales de áureas cabezas y el encanto de la realidad en sus corazones que cantaran dulces blues a
Alcatraz,
que se retiraron a México para cultivar un hábito, o a Rocky Mount
al tierno Buda, o a Tánger en busca de muchachos o a la
Southern Pacific a por la negra locomotora o a Harvard en busca de Narciso a Woodlawn a la guirnalda de
margaritas o la tumba,
que exigieron juicios de cordura acusando a la radio de hipnotismo
& se quedaron colgados con su locura & y sus manos &
un jurado indeciso,
que arrojaban ensalada de patatas a los conferenciantes de la CCNY
sobre el Dadaísmo y subsiguientemente se presentaban
sobre los escalones de granito del manicomio con las
cabezas afeitadas y un arlequinesco discurso sobre el suicidio, exigiendo una lobotomía al instante,
y recibieron a cambio el concreto vacío de la insulina el metrasol la
electricidad la hidroterapia la psicoterapia, la terapia ocupacional pingpong amnesia,
que en desolada protesta se limitaron a volcar una única simbólica mesa de pingpong, descansando brevemente en la catatonia,
regresando años más tarde calvos de verdad a excepción de una peluca
de sangre, y lágrimas y dedos, a la visible condenación del demente de los pabellones de las ciudades de locos del Este,
los fétidos salones de Pilgrim State, Rockland y Greystone, disputan- do con los ecos del alma, balanceándose y rodando en los
bancos de soledad de medianoche reinos-dolmen del amor, el sueño de la vida una pesadilla, los cuerpos convertidos en piedra pesada como la luna,
(****** al fin la madre) y arrojado el último libro fantástico por la ventana del piso de alquiler y cerrada la última puerta a
las 4 a.m. y estrellado el último teléfono contra la pared a modo de respuesta y despojada la última habitación amueblada hasta de la última partícula de mobiliario
mental, un papel amarillo se erguía retorcido sobre un colgador de alambre en el armario, e incluso eso imagi-
nario, tan sólo una esperanzada pizca de alucinación
ah, Carl, no estaré a salvo mientras no estés a salvo, y ahora estás
realmente sumergido en la absoluta sopa animal del tiempo —
y quién por lo tanto corrió a través de las heladas calles obsesionado
por una súbita inspiración acerca de la alquimia de la utilización de la elipse el catálogo, la medida & el plano
vibratorio,
quién soñó y realizó vacíos encarnados en el Tiempo & el Espacio a través de imágenes yuxtapuestas, y atrapó al arcángel del
brincar juntos con sensación de Pater Omnipotens Aeterna Deus

alma entre 2 imágenes visuales y unió los verbos elemen- tales y puso al nombre y pincelada de la consciencia a 
para recrear la sintaxis y la métrica de la pobre prosa humana y quedar ante ti mudo e inteligente y tembloroso de vergüenza, rechazado y no obstante confesando el alma para conformarse al ritmo del pensamiento en su desnuda e inconmensurable cabeza,
el loco vagabundo y el ángel laten en el Tiempo, desconocidos y no obstante registrando aquí lo que podría quedar por decir en el tiempo después de la muerte,
y se alzó reencarnado en las fantasmales vestiduras del jazz en la áurea
sombra de las trompas de la banda y sopló el sufrimiento por amor del desnudo cerebro de América convirtiéndolo en un grito de saxofón eli eli lamma lamma sabacthani que hizo estremecerse a las ciudades hasta la última radio
con el corazón absoluto del poema de la vida sanguinariamente desgarrado de su propio cuerpo, comestible durante mil años. 


II

MOLOCH


¿Qué esfinge de cemento y aluminio reventó sus cráneos y devoró sus
cerebros y su imaginación?
¡Moloch! ¡Soledad! ¡Inmundicia! ¡Fealdad! ¡Latas de basura e inal-
canzables dólares! ¡Niños chillando bajo las escaleras!
¡Muchachos sollozando en los ejércitos! ¡Ancianos lloran- do quedamente en los parques!
¡Moloch! ¡Moloch! ¡Pesadilla de Moloch! ¡Moloch el sin amor! ¡Moloch mental! ¡Moloch el inmisericorde juez de los
hombres!
¡Moloch prisión incomprensible! ¡Moloch cárcel desalmada de tibias cruzadas y Congreso de aflicciones! ¡Moloch cuyos edifi-
cios son veredictos! ¡Moloch la vasta piedra de la guerra! ¡Moloch los anonadados gobiernos!
¡Moloch cuya mente es pura maquinaria! ¡Moloch cuya sangre es el
fluir del dinero! ¡Moloch cuyos dedos son diez ejércitos!
¡Moloch cuyo pecho es una dinamo caníbal! ¡Moloch cuyo
oído es una humeante tumba!
¡Moloch cuyos ojos son un millar de ventanas cegadas! ¡Moloch cuyos
rascacielos se yerguen en las largas avenidas como inaca-
bables Jehovahs! ¡Moloch cuyas fábricas sueñan y croan en
la niebla! ¡Moloch cuyas chimeneas y antenas coronan las
ciudades!
¡Moloch cuyo amor es petróleo y piedra sin medida! ¡Moloch cuya alma es electricidad y bancos! ¡Moloch cuya pobreza es el espectro del genio! ¡Moloch cuyo sino es una nube de asexuado hidrógeno! ¡Moloch cuyo nombre es la Mente!
¡Moloch en cuyo seno me aposento en soledad! ¡Moloch en cuyo seno
sueño ángeles! ¡Demente en el seno de Moloch! ¡Chupapo- llas en Moloch! ¡Desamado y sin hombre en el seno de Moloch!
¡Moloch que penetró en mi alma tempranamente! ¡Moloch en cuyo seno soy una consciencia sin cuerpo! ¡Moloch que me aterrorizó sacándome de mi éxtasis natural! ¡Moloch a quien abandono! ¡Despertad en el seno de Moloch! ¡La Luz cae del cielo en torrentes!
¡Moloch! ¡Moloch! ¡Robóticos apartamentos! ¡suburbios invisibles! ¡tesorerías esqueléticas! ¡capitales ciegos! ¡demoníacas in- dustrias! ¡naciones espectrales! ¡manicomios invencibles! ¡penes de granito! ¡bombas monstruosas!
¡Se quebraron las espaldas elevando a Moloch hasta los Cielos! ¡Pavimentos, árboles, radios, toneladas! ¡elevando la ciu- dad al Cielo que existe y está por doquiera en torno nuestro!
¡Visiones! ¡presagios! ¡alucinaciones! ¡milagros! ¡éxtasis! ¡arrastrados todos por el río americano!
¡Sueños! ¡adoraciones! ¡iluminaciones! ¡religiones! ¡todo el cargamen- to de sensiblera bazofia!
¡Adelantaos! ¡sobre el río! ¡flipes y crucifixiones! ¡todo arrastrado por la corriente! ¡Globos! ¡Epifanías! ¡Desesperaciones! ¡Diez años de gritos y suicidios de animales! ¡Mentes! ¡Nuevos
amores! ¡Loca generación! ¡abajo sobre las rocas del
Tiempo!
¡Auténtica risa sagrada en el río! ¡Lo vieron todo! ¡los ojos enloquecidos! ¡los sagrados alaridos! ¡Se despidieron! ¡Saltaron desde el tejado! ¡hacia la soledad! ¡agitando el brazo! ¡con flores en las manos! ¡Al río! ¡a la calle!





III 


Carl Solomon! Estoy contigo en Rockland
dondetúestásmáslocoqueyo
Estoy contigo en Rockland
donde debes sentirte muy extraño
Estoy contigo en Rockland
donde imitas la sombra de mi madre Estoy contigo en Rockland
donde has asesinado a tus doce secretarias
Estoy contigo en Rockland
donde somos grandes escritores que utilizan la misma
horrible máquina de escribir Estoy contigo en Rockland
donde te ríes de este invisible humor Estoy contigo en Rockland
donde tu estado ha llegado a ser crítico y dan partes sobre él en la radio
Estoy contigo en Rockland
donde las facultades del cráneo no admiten ya a los
gusanos de los sentidos
Estoy contigo en Rockland
donde bebes el té de los pechos de las solteras de
Utica
Estoy contigo en Rockland,
donde bromeas acerca de los cuerpos de tus enfermeras las arpías de Bronx
Estoy contigo en Rockland
donde chillas enfundado en una camisa de fuerza que estás perdiendo la partida del verdadero pingpong del
abismo
Estoy contigo en Rockland
donde aporreas sobre el catatónico piano el alma es
inocente e inmortal jamás debería morir abandonada de
Dios en un manicomio armado
Estoy contigo en Rockland
donde cincuenta shocks más no devolverán a tu cuer- po su alma de su peregrinación a una cruz en el
vacío
Estoy contigo en Rockland
donde acusas a tus doctores de locura y planificas la
revolución socialista Hebrea contra el Gólgota nacional
fascista
Estoy contigo en Rockland
donde desgarrarás los cielos de Long Island y resucitarás
a tu Jesús humano y viviente de la tumba sobre- humana
Estoy contigo en Rockland
donde hay veinticinco mil camaradas locos cantando todos
juntos las estrofas finales de la Internacional
Estoy contigo en Rockland
donde abrazamos y besamos a los Estados Unidos bajo las
sábanas los Estados Unidos que tose toda la noche y no
nos deja dormir
Estoy contigo en Rockland
donde nos despertamos del coma electrizados por los

aviones de nuestras propias almas que rugen sobre el tejado han venido a dejar caer angélicas bombas el
hospital se ilumina a sí mismo se derrumban
paredes imaginarias Oh escuálidas legiones salid corriendo de aquí Oh conmoción de misericordia salpicada de estrellas la guerra eterna ha llegado Oh
victoria, olvida tu ropa interior somos libres
Estoy contigo en Rockland
en mis sueños tú caminas chorreando de un viaje por mar
sobre la autopista que atraviesa América anegado en
lágrimas hasta la puerta de mi casa de campo en la noche
de Occidente.


HOLY/SANTO 


¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
¡El mundo es santo! ¡El alma es santa! ¡La piel es santa! ¡La nariz
es santa! ¡La lengua y la verga y la mano y el agujero del
culo!
¡Todo es santo! ¡todo el mundo es santo! ¡todo lugar es santo! ¡todo día pertenece a la eternidad! ¡Todo hombre es un ángel!
¡El vagabundo es tan santo como el serafín! ¡el demente es santo como santa eres tú, alma mía!
¡La máquina de escribir es santa el poema es santo la voz es santa los
oyentes son santos el éxtasis es santo!
¡Santo Peter santo Allen santo Solomon santo Lucien santo Kerouac
santo Huncke santo Burroughs santo Cassady santos los
desconocidos jodidos y sufrientes mendigos santos los
odiosos ángeles humanos!
¡Santa mi madre en su manicomio! ¡Santas las vergas de los abuelos
de Kansas!
¡Santo el quejumbroso saxofón! ¡Santo el apocalipsis bop! ¡Santas las
bandas de jazz los pasotas la marihuana la paz & droga
& batería!
¡Santas las soledades de rascacielos y aceras! ¡Santas las cafeterías
atestadas por los millones! ¡Santos los misteriosos ríos de
lágrimas que corren bajo las calles!
¡Santo el solitario juggernaut! ¡Santo el vasto borrego de la clase media! ¡Santos los pastores dementes de la rebelión! ¡Aquel
a quien le gustan Los Angeles ES Los Angeles!
¡Santo Nueva York Santo San Francisco Santo Peoría & Seattle Santo París Santo Tánger Santo Moscú Santo Es- tambul!
¡Santo el tiempo en la eternidad santa la eternidad en el tiempo santos los relojes en el espacio santa la cuarta dimensión santa la quinta Internacional santo el Angel en Moloch!
¡Santo el mar santo el desierto santa la vía férrea santa la locomo- tora santas las visiones santas las alucinaciones san-
tos los milagros santo el globo ocular santo el abismo!
¡Santo el perdón! ¡misericordia! ¡caridad! ¡fe! ¡Santo! ¡Nuestro! ¡cuerpos! ¡sufrimiento! ¡magnanimidad!
¡Santa la sobrenatural extrabillante inteligente bondad del alma!







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