sábado, 26 de enero de 2013

Relación complicada



Suspiro en mis oídos,
tranquilidad en mis emociones,
una especie de aspersión-dispersión de las percepciones.

conjunto ornamental del caníbal,
los que cuelgan de su pecho unidos por una surreal contradicción,
la vida que delimita su fábrica de hermosa voz,
aquel par de colinas de piel que extasiados son un lujo observar.

compañía de locos inmorales que anónimamente vagan su felicidad en rincones de ciudad,
solamente consiguiéndose juntos, en la parte oscura del día.
Quienes se buscan y encuentran bajo nombres titulares de 5 letras,
en las que se describe situación, emoción y lo hermoso de la vida.

Suspiro en tus oídos, ciego, tonto, callado y amable,
revuelvo pensamientos acumulados de estrechez en un bar local,
a quince la cerveza, dos más y ánimo de caminar por fuera y zurcir cuestiones de ley,
escrita a palmos de torrentosas olas de masculinidad.

De fuera hacia dentro, ¡en dónde estamos!
Marché a la dirección que el clima y paisaje aprobaron para esas escenas,
inmiscuido brusca y turbiamente en un viaje continuo a la locura que sola se reproduce
en agrestes mundanas conglomeraciones de humanos de prefutu.

Estoy un día entero, sonriendo.
Estoy una noche entera, suspirando.
Estoy tal vez ya un rato en custodia de la bacanal provista detrás de la íntima rejilla,
que mantiene la situación dividida una reja color óxido que encierra el granero de sensaciones,
entre ellas la correcta para abrirla y dejar que nuestra fiesta comience,
amaneciendo en una cama económica siglo xxi.

Manejando por la ciudad, clásicos, contemporáneos, la radio.
En mi casa o en la tuya.
El juego mamífero superior, rito de castigos eróticos que revolotean en la mente,
las preguntas sin respuestas a situaciones inconclusas o por el tiempo caprichosamente interrumpidas, venimos siempre, son fuertes las raíces.

Me veo reflejado en tus ojos,
y duermo tranquilo.

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