Ahí estaba frente a ella,
sentados y separados por la matera caliente que compartíamos,
horas hablando de sandeces sobre las amistades que hay en común,
tiempo confidente de cafetería vacía con luces tenues,
se dibuja en su rostro y el mío la buena sonrisa del que espera más notas de diario mental.
Chisme le dicen en vulgo, actualidades le decimos ella y yo.
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